
Durante la época de vacaciones escolares suizas, que son muchas repartidas en el año (oscilando entre cinco y seis períodos) tanto escuelas, iglesias, clubes y entidades privadas, ofrecen a los niños infinidad de posibilidades de participar de actividades diarias, campamentos, viajes y excursiones. Los hay de baile, música, deportes, idiomas, etc. Generalmente comienzan en el último año de jardín y continúan durante la primaria y secundaria. A medida que los niños crecen, en lugar de ser actividades diarias, son semanales y generalmente a unos cuantos kilometros de casa. Suelen ser accesibles monetariamente para que puedan participar aquellos niños que no puedan irse de viaje.
En estas vacaciones nos quedamos en casa
Hace unas semanas, mientras intentaba conciliar y compatibilizar las vacaciones de primavera escolares (dos semanas y media) con el cuidado de los nenes, surgió la posibilidad de que Matteo asista a un grupo de «bosque» durante tres días. Esto quiere decir, pasar varias horas al día en el bosque, investigando, jugando, aprendiendo.
El bosque, su lugar en el mundo
Matteo es un niño super creativo, con una imaginación a toda máquina, que encuentra en la naturaleza las herramientras que le permiten volar con sus pensamientos, donde puede crear, investigar, buscar, observar, aprender de manera constante. Es por ello que un campamento en el bosque era una gran alternativa para sus vacaciones. Por supuesto, antes de apuntarlo, lo consultamos con él. Muchas veces nuestras “super ideas” no son siempre bien recibidas, ni con el interés que creíamos que podría llegar a tener. Pero en este caso, el interés estaba y las ganas también. Un buen mix.

El problema no es el bosque, son sus habitantes
O al menos, algunos de ellos. O mejor dicho aún, las famosas y odiadas «garrapatas»o denominadas en alemán como «Zecken». A quien me lea desde el Hemisferio Sur y este pensando cómo soy capaz de temer a una garrapata, quizás cuando acaben de leer el texto terminen temiéndoles también, o al menos, no me considerarán una exagerada. Aquí les dejo un breve relato sobre la «pesadilla» suiza que nos azota cada verano boreal.
Esos minúsculos arácnidos al que tanto le tememos
Las garrapatas, en especial, las de este área geográfica (Alemania, Suiza, Austria) no solo atacan a los animales, sino también a las personas. Hasta ese punto bien. El problema radica en que son transmisoras de enfermedades, que pueden, en casos excepcionales, ser mortales. Entre ellas, la meningo-encefalitis (siglas FSME en alemán) para la cual existe una vacuna, que son tres dosis y que debe renovarse cada 3-5 años. Asimismo son también transmisoras de la enfermedad de Lyme, conocida como Borroliose, para la cual no existe vacuna y se debe llevar a cabo un tratamiento con antibióticos. Las consecuencias de esta enfermedad en caso de ser fuerte y de no ser tratada son terribles.
El riesgo de que te pique
una garrapata en esta zona no es alto, es altísimo. Vivimos en lo que llaman “zona de riesgo alto” y basicamente abarca la mayor parte del país. Habitan en pastos altos (hasta metro y medio) y generalmente están al acecho desde marzo hasta noviembre. Les gusta vivir en zonas húmedas, por lo que los bosques son su lugar en el mundo. El de los niños, también.
Y como no podia ser de otra manera
Hace dos veranos, un amiguito de la guardería tuvo la gran idea de celebrar su cumpleaños en el bosque. Para mi, una pesadilla, para Matteo y el resto de los niños, el mejor plan. Como tan mala madre tampoco soy, dejé de lado mis miedos, le apliqué el spray anti garrapatas de pies a cabeza y por las dudas, de cabeza a pies y lo dejé ir. Nosotros también estábamos invitados, por lo que me permitía cada media hora, disimuladamente (quizás ¿no tanto?) chequear la situación, entiéndase como, revisar detrás de las orejas, de las rodillas, axilas, etc. Todo parecía ir marchando de maravilla. Pero, dos sucesos cambiaron el rumbo. Uno, error exclusivamente mío. Era pleno verano, principio de agosto, aproximadamente 35 grados a la sombra. Me negué a vestirlo con pantalón largo y camiseta manga larga (que es como se recomienda mantener a esos bichos alejados de uno). Segundo suceso: veinte minutos antes de que finalice el cumpleaños, se armó la búsqueda del tesoro y no se les ocurrió mejor idea que colgar el tesoro de un árbol, en el medio de los pastizales. Se los resumo: treinta minutos después, en casa, desnudó y listo para ser examinado, dos garrapatas, una subiendo por su pierna y la segunda que ya había cumplido con su objetivo. Estado actualizado en ese momento: Yo con ataque de pánico, Matteo llorando (probablemente por verme a mi histérica) y Mitja, con tranquilidad y pulso de acero, pinza de garrapatas en mano (si, existen unas pinzas especiales para tal fin) logró sacarla sin cortarle la cabeza (muy importante). Marcamos la zona de picadura con un círculo para observarla en las próximas semanas (en caso de que se forme un círculo que crece a medida que pasan los días hay que llevarlo al médico para que le receten el antibiótico adecuado). Pero como hay que intentar encontrarle el lado positivo de las cosas puedo decir que: *Pude ver na garrapata en vivo y directo (son repulsivas, pero mínimas mientras no hayan succionado demasiada sangre) *Aprendí como sacarlas (aunque rezo que no me toque nunca jamás hacerlo – por suerte mi vecina es enfermera) *Lo mejor de todo: no era transmisora de ninguna enfermedad. De todos modos para que trasmita la enfermedad de Lyme precisa estar bajo la dermis entre diez y trece horas. Por ello, es de mucha importancia revisar a los niños cuanto antes. Nuevo estado: Invictos!
Retomando el tema
Por eso, ante la posibilidad de mandar a Matteo al bosque tres días voluntariamente, me surgieron varias dudas. Por un lado, Matteo va con su jardín una vez por mes al bosque, en los llamados Waldtage. Por otro lado, la llamada e invitación de mi amiga me colocó entre la espada y la pared. Por un lado quería decir, no, ni loca lo expongo a las garrapatas voluntariamente- por otro lado, era consciente que estaba siendo muy egoísta. Esa noche, al hablarlo con Mitja, me dijo; si fuera por mí, tampoco lo mandaría voluntariamente, pero vivimos acá y es nuestra realidad, no podemos prohibirle todas esas aventuras que solo se tienen de chicos en la naturaleza. Yo crecí entre garrapatas y bosques y son mis mejores recuerdos. Esas fueron sus palabras. No había mucho más que agregar.
Verlo tan feliz
preparando su mochila para llenarla de momentos y descubrimientos fueron una caricia al alma. Me sirvieron para darme cuenta que estaba haciendo lo correcto. Su cara al volver, con su palo tallado en forma de lanza y el orgullo de haber podido usar su propia Victorinox (si les interesa les voy a contar en Instagram un poco más sobre el uso de navajas y los niños aquí) no tienen descripción, me faltan las palabras. Ayer cuando lo fui a buscar me dijo, mami después de las vacaciones de verano hay otro curso, ¿me anotas? Por lo que la historia continuará. Estado actual: llevamos dos días de bosque y estamos libres de esos arácnidos espantosos.

Y a ustedes, las madres argentinas, latinas-suizo/alemanas, ¿les tienen también tanto pánico a las garrapatas como yo?