De vacaciones, pero durmiendo en casa

Estás vacaciones se nos vinieron encima. No tuve ni tiempo de desempacar mentalmente las maletas del verano, que ya teníamos las vacaciones de otoño a la vuelta de la esquina.

No estaba preparada para ello ni mental ni físicamente. Ni para hacer las valijas nuevamente, tampoco para elegir destino, ni para sentarme en un avión ni mucho menos, en un auto por varias horas. Era incapaz de pensar en un destino, de buscar alguna oferta de last minute. Vamos, que lo mío era vacaciones modo off en todos los sentidos.

Por lo que la decisión sobre que hacer durante dos semanas fue muy sencilla, ya que con Mitja estabamos sincronizados en pensamientos y sentimientos, y por ende, no había de su parte interés alguno en viajar. Esto no fue siempre así, ya que en algún momento del año fantaseamos con irnos a Valencia, de modo que teníamos pedidos los días, lo cual facilitaba la situación.

Contando con la mayoría absoluta de los mayores de edad residentes en nuestro domicilio, llegamos a la conclusión que: vacacionaríamos dentro de Suiza, haríamos las cosas que teníamos pendientes hace mucho tiempo, visitaríamos diferentes sitios, pero dormiríamos en casa. La base de partida era nuestro hogar. Las actividades y excursiones serían decisiones espontáneas (mínimamente el 50% de los genes de esta casa lo son) y acomodaríamos nuestra agenda de acuerdo al tiempo. Tuvimos muchísima suerte y la que la mayoría de los días pudimos estar fuera. Y lo mejor de todo, al final del día, volvíamos a casa y la cama, era la nuestra.

Con poco equipaje, total a casa volvemos a dormir

Por si alguna de ustedes se encuentra en la misma situación, o está planeando en el futuro pasar unos días libres con niños en Suiza, les dejo un par de ideas para disfrutar de unas vacaciones en casa, pero descubriendo lugares:

  • Natur-und Tierpark Goldau: Es un parque natural enclavado en medio de Suiza, con rocas gigantes que forman parte de paisaje único, pero que son producto de un derrumbe ocurrido en el año 1806. Viven en el cabras, osos, linces, zorros, lechuzas, buhos, lobos, renos, ciervos, cervatillos, etc. El restaurant Grüner Gans es super recomendable y si lo que les apetece es ir de picknick, hay mesitas dispuestas en el parque para ello. El high-light, aparte de los osos, son los dos parques de juegos enormes en medio de la naturaleza. El precio de la entrada es por adulto, 20 CHF, niños de 6 a 16, 10 CHF, o grupo familiar (max. 2 adultos) 55 CHF.
Malena sorprendida por las cabras
  • Naturhistorisches Museum en Berna: Un must para los fans de los dinos, en especial, T-REX, hasta el mes de marzo. Con la entrada al museo, se puede acceder a la exposición de Kennen wir uns?, con dinosaurios en tamaño original, en movimiento, que dan miedo a más de uno. La entrada es sumamente accesible, niños hasta 16 gratis, adultos 10 CHF (creo que es la primera vez que pago tan poco en un museo suizo). Más allá de esta super expo de dinos, el museo en si mismo es excelente, de fácil acceso, con actividades didácticas para los niños y adultos. (https://www.nmbe.ch/en )
Naturhistorisches Museum
  • Planetarium en Kreuzligen: Todos los miércoles se puede acudir al Bodensee Planetarium después de las 19 horas. Durante el fin de semana hay presentaciones sobre la galaxia, estrellas, agujero negro, etc. Toda la información necesaria sobre horarios, edades, etc. la encuentran en la web del mismo. Precios: Adultos 12 CHF, niños hasta 6, 3 CHF, hasta 16, CHF 6. (https://bodensee-planetarium.ch/)
  • Aeropuerto de Zúrich: ofrece visitas guiadas en bus de aproximadamente 1 hora, donde se accede a diferentes sectores del aeropuerto, entre ellos, sino que se puede vivenciar en directo el despegue y aterrizaje de los aviones a solo unos metros de distancia, en el cruce de las pistas. Para los más pequeños, El aeropuerto cuenta con una torre de control y avión tamaño niños para que puedan jugar. Precio: Adultos 10 CHF, niños de 6 a 16, 5 CHF. En la página web del aeropuerto pueden encontrar más Info respecto a los días
  • Indoors (en nuestro caso fuimos a Formel Fun, que nos queda cerca de casa). Hay muchísimos, los hay para todas las edades y son siempre una buena excusa para pasar tiempo en familia en días de lluvia.
  • Jucker Farm con figuras hechas en calabaza, desde toda clase de animales, dinosaurios, tractores, autos, gafas de sol. Vamos, lo que se les ocurra. Y, se puede comer muy rico. ( https://www.juckerfarm.ch/ )
Todo hecho con calabazas

Y si no son suficientes, o ya las conocen, etc. les recomiendo visitar la web de www.freizeit.ch, donde encontrarán actividades para hacer para todos los gustos, edades, épocas del año, etc.

Las vacaciones continúan hasta el domingo, pero Mitja y yo ya nos reincorporamos a nuestra rutina de trabajo y de a poco, en casa, las actividades son más caseras, muchas manualidades y volviendo a los horarios, para que el lunes cuando suene el despertador, Matteo pueda despertarse sin tener unas ojeras kilométricas.

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Dar tiempo y dejar madurar

Las vacaciones de verano escolares comenzaron hace una semana en nuestro cantón, aún nos quedan cuatro más. Durante estos primeros cinco días hemos estado muy ocupados.

La razón:

Matteo está haciendo un curso de natación intensivo en la piscina del club de nuestro pueblo. Una decisión 100% suya, que es también un desafío personal, impuesto por él misma. Les cuento el porqué.

De bebé hizo un curso de natación, durante pocos meses, ya que era invierno y no terminó de convencerme. Cerca de los tres años y medio, lo apuntamos a otro. La primera clase fue fenomenal. La segunda, lo contrario. El solo hecho de ducharse antes de entrar en la piscina fue una lucha. Luego, en plena clase, se sumergió sorpresivamente y la maestra no se dio cuenta enseguida. Estuvo una milésima de segundos bajo el agua, lo suficiente para asustarse y no querer volver a ir. Lo respetamos y lo dejamos estar. Desde ese día que tenía pánico de sumergirse.

Nunca dejo de meterse al agua, pero siempre con sus alitas

Un año más tarde fue a un curso con el padre, los sábados por la mañana. Las dos primeras clases fueron bien, la tercera, en cuanto tuvieron que sumergirse, dejo de hacer lo que la maestra decía. Pasaba la clase en la piscina jugando. El agua le seguía gustando y se divertía. Otra vez, lo dejamos estar.

«Click»

Hace algunos días, fuimos a la piscina del club. Allí estaban dos de sus mejores amigos, jugando en el tobogán acuático. Cuando los vio, se alegró profundamente, iba a poder pasar la tarde con ellos. En cuanto lo invitaron a participar Matteo fue consciente que no podía seguirlos en el juego, ya que él ni se tiraba por el tobogán ni nadaba tan rápido como ellos. Estuvo gran parte de la tarde ofendido, supuestamente, con sus amigos, porque lo habían salpicado. Cuando en realidad el enojo era consigo mismo. El quedar excluido del juego le molestaba. Y sabía que el cambio estaba en sus manos. Para hacer un pequeño paréntesis en su enfado y no terminar todos malhumorados, nos fuimos a tomar un helado. Sus amigos terminaron acercándose y juntos fueron a la piscina de niños. Después de un tiempo, quisieron volver al tobogán y fue en ese momento que Matteo hizo ese «Click» que tan necesario es para dar un paso hacia adelante. Un Click que es producto de un cambio interno. Un Click que es sinónimo de madurez, de avance, desarrollo y crecimiento personal. Logró así Romper con esa relación deseo-miedo que tantas veces nos paraliza (a todos) y decidió armarse de valor y hacer lo que era necesario para poder continuar con el juego.

Al agua mi pato

No sé la cantidad de veces que se tiró del tobogán. Sus amigos se fueron y el continúo allí, no quería volver a casa. Esa noche me dijo: mami, que tonto fui. No sabia lo que me perdía. La próxima vez quiero ir al «carrusel» de agua (donde a través de la corriente, uno se puede dejar llevar). El inconveniente: allí no hace pie. Como tantas otras veces, le expliqué que el saber nadar es muy importante, que en una situación extrema puede salvarte la vida. Y que yo estoy dispuesta a dejarlo ir allí solo, pero que primero debería saber nadar.

Al día siguiente le comenté del curso que iban a dar en el club durante el verano. No me dijo nada. Por la noche recibí el mensaje de su «Tagesmutter» (señora que lo cuida los miércoles), diciéndome que Matteo le había comentado que en las vacaciones haría un curso de natación. Todos los días por una semana.

Unos minutos antes de comenzar con sus clases

Otra vez, Matteo me marca sus tiempos. He aprendido a aceptarlos. En sus primeros años de vida me costaba más, solía intentar por todos los medios que haga lo que yo consideraba importante para él. Gracias a su sabiduría me ha demostrado que él va a su ritmo, que logra lo que se propone, que cuando quiere algo, va por ello. Y yo he aprendido a confiar en él pero por sobre todo, a respetarlo. A escuchar sus silencios y leer su mirada, sus acciones. Y verlo tomar sus propias decisiones y luchar por los resultados que él se propone, es admirable. Me llena el alma.

Es de suma importancia, dejarlo ser. Ser quien quiera ser. Dandole libertades para que pueda decidir, sea él quien marque sus pasos, deje sus huellas. Que aprenda a equivocarse y aprenda a no frustrarse, que lo vea como una manera de volver a probar, a intentar, a buscar otras alternativas, otras opciones.

Descubriendo una nueva forma de vacacionar con niños

Debo confesar que tardamos más de seis años en animarnos a pasar unos días de vacaciones en un hotel familiar para niños (Kinderhotel). No un hotel regenteado por una familia, sino un hotel hecho pura y exclusivamente para familias. Donde los huéspedes más importantes son los niños, donde los niños son ¡bienvenidos!

Siempre hay una primera vez

A mediados de marzo nos dimos cuenta que en un mes era Pascua y para colmo, la precedían dos semanas de vacaciones escolares de primavera. Se nos ocurrió que podría ser una buena alternativa pasar los días festivos en familia, los cuatro solos. Pero si simplemente nos quedábamos en casa, significaba, aunque lo negáramos, hacer la famosa limpieza de primavera, pasar varias horas del día arreglando el jardín, que ya se está convirtiendo en una jungla, cocinar para Pascua, etc. Esta vez, simplemente, no teníamos ganas. Queríamos tener calidad de tiempo y tiempo de calidad en familia. Así que, yo, que tengo asignada de manera implícita la tarea de organizar vacaciones, viajes, excursiones, me puse manos a la obra. Sabía que Austria era famosa por contar con muchos hoteles para niños. Y Austria no quedaba lejos. El destino perfecto.

Kinderhotels

Días anteriores a viajar, leímos con mayor detenimiento los servicios que ofrecía el hotel que habíamos reservado (ya que cuando hice la reserva, medio apurada y demasiado cansada, ya que hago estas cosas por la noche, me concentré principalmente en los comentarios de las personas, la distancia, los alrededores y las fotos). Lo cierto es que está todo pensado y arreglado para que las personas puedan disfrutar de una estancia de lo más placentera. Y aunque no suele suceder a menudo, la realidad superó la expectativa.

Por este motivo

y después de haber esperado tanto tiempo, quiero alentar y animar a quienes tienen la posibilidad y no la han aprovechado, de que lo intenten. Les aseguro que no se van a arrepentir.

Hobelbank, junto a toda la información para las diferentes actividades que se pueden realizar.

Los destacados:

  • Apenas uno llega al hotel recibe, junto a una cálida bienvenida (y esto es algo para destacar de los austriacos, son personas amables con una gran trayectoria en el servicio y atención al cliente), la información necesaria para la estadía y un breve recorrido por las instalaciones. En primer lugar, el banco antiguo de herramientas, donde uno puede apuntarse a los diferentes cursos y actividades. Tanto para niños (cabalgatas, yoga, escuela de magia, etc) como para adultos (yoga, gimnasia localizada, excursiones, spa, etc).
  • El hotel también ofrece cochecitos (Kinderwagen) inclusive dobles para mellizos. Los hay allí de todas las marcas y para todos los gustos. Así que un gran plus: se puede viajar llevando menos equipaje.
  • Las habitaciones cuentan con todo lo necesario para que sientas que estás en casa: para los más pequeños, pañalera, cuna; jabones en forma de cocodrilo para los más mayorcitos. Batas y chinelas para todos los huéspedes de la habitación, incluídos los bebés. La sorpresa: una canasta de productos Hipp lista para ser usada con shampoo, jabón líquido y toallitas húmedas.
  • Hay una cocina abierta las 24 horas con potecitos y productos Hipp Bio para los más pequeños, frutas, cereales para las papillas, cafetera, pava eléctrica, microondas, etc.
  • Baberos a disposición en todos las áreas comunes, sanitarios preparados con cambiadores, pañales de todos los tamaños y toallitas húmedas. Es decir, se puede salir de la habitación sin tener que chequear por décima vez que lo llevas todo, para darte cuenta que te olvidas, también por décima vez, el cambiador desechable.
  • Piscina climatizadas, sauna, Bicicletas, Go-Karts, e-bikes a disposición para su uso. Parque con juegos, caballerizas, clases de golf, de magia, teatro y cine.
  • También existe el famoso «Kids Club» del cual algunos padres aprovechan al máximo.
  • Las cenas son buffet para los niños y a la carta para los adultos. Helado, bebidas y frutas a toda hora.

Aclaración: Hice varias averiguaciones al respecto y la mayoría de los «Kinderhotels» de Austria, Alemania e Italia cuentan con estos estándares y ofrecen los mismos servicios o similares. Para información más precisa https://www.kinderhotels.com

En nuestro caso

aprovechamos al máximo las diferente alternativas de recreación. Hicimos cada día una excursión diferente en bicicleta o en carrito a pedal para cuatro. Fue el destacado de nuestra familia y cada uno de nosotros encontró en esta alternativa una manera de divertirse de manera diferente. La piscina climatizada fue otro «destacado», donde Malena y Matteo disfrutaron con locura…y nosotros también 🙂

Nuestra actividad familiar preferida

En la medida justa

Estuvimos cuatro días y tres noches. Para nosotros, el número exacto. Al menos para nosotros, que somos más de las vacaciones en una casa, sin horarios ni rutinas. Valoramos la flexibilidad de alternar diferentes actividades de acuerdo a nuestras ganas y nuestro estado. Por lo que no estamos muy acostumbrados a pasar grandes periodos de tiempo en hoteles (exceptuando viajes a ciudades grandes, viajes relámpagos, etc). Hago esta aclaración para que entiendan cuándo digo que la cantidad de días fue perfecta para nosotros. Normalmente, la mayoría de los huéspedes se alojan una semana entera y disfrutan así de todas las actividades que se pueden desarrollar durante la semana. En nuestro caso, Matteo no tuvo la oportunidad de hacer el curso de magia ya que era el día miércoles.

Mi falta de conocimiento y experiencia en estos hoteles

fueron el causante de nuestra demora en visitarlos. Mi gran error fue confundir esta clase de hoteles con los típicos all-inclusive de cualquier parte del mundo, donde la cantidad de huéspedes se cuenta en centenas, donde se necesita también una buena dosis de paciencia.

Poder descansar y disfrutar en familia en un lugar donde las familias, en especial, las familias con niños pequeños son bienvenidas, es excepcional. Principalmente en nuestros días y en nuestras latitudes. Comer sin estar sufriendo en caso del que el niño grite, revolee el plato o manche el mantel es maravilloso. Los padres se quitan una gran presión de encima y los niños lo disfrutan. Para mí, la ecuación perfecta que volveremos a tener en cuenta para algún próximo puente o festivo.

¿Han visitado ya un Kinderhotel? ¿Existe esta alternativa en sus países? ¿Cuáles fueron sus experiencias?