Dar tiempo y dejar madurar

Las vacaciones de verano escolares comenzaron hace una semana en nuestro cantón, aún nos quedan cuatro más. Durante estos primeros cinco días hemos estado muy ocupados.

La razón:

Matteo está haciendo un curso de natación intensivo en la piscina del club de nuestro pueblo. Una decisión 100% suya, que es también un desafío personal, impuesto por él misma. Les cuento el porqué.

De bebé hizo un curso de natación, durante pocos meses, ya que era invierno y no terminó de convencerme. Cerca de los tres años y medio, lo apuntamos a otro. La primera clase fue fenomenal. La segunda, lo contrario. El solo hecho de ducharse antes de entrar en la piscina fue una lucha. Luego, en plena clase, se sumergió sorpresivamente y la maestra no se dio cuenta enseguida. Estuvo una milésima de segundos bajo el agua, lo suficiente para asustarse y no querer volver a ir. Lo respetamos y lo dejamos estar. Desde ese día que tenía pánico de sumergirse.

Nunca dejo de meterse al agua, pero siempre con sus alitas

Un año más tarde fue a un curso con el padre, los sábados por la mañana. Las dos primeras clases fueron bien, la tercera, en cuanto tuvieron que sumergirse, dejo de hacer lo que la maestra decía. Pasaba la clase en la piscina jugando. El agua le seguía gustando y se divertía. Otra vez, lo dejamos estar.

«Click»

Hace algunos días, fuimos a la piscina del club. Allí estaban dos de sus mejores amigos, jugando en el tobogán acuático. Cuando los vio, se alegró profundamente, iba a poder pasar la tarde con ellos. En cuanto lo invitaron a participar Matteo fue consciente que no podía seguirlos en el juego, ya que él ni se tiraba por el tobogán ni nadaba tan rápido como ellos. Estuvo gran parte de la tarde ofendido, supuestamente, con sus amigos, porque lo habían salpicado. Cuando en realidad el enojo era consigo mismo. El quedar excluido del juego le molestaba. Y sabía que el cambio estaba en sus manos. Para hacer un pequeño paréntesis en su enfado y no terminar todos malhumorados, nos fuimos a tomar un helado. Sus amigos terminaron acercándose y juntos fueron a la piscina de niños. Después de un tiempo, quisieron volver al tobogán y fue en ese momento que Matteo hizo ese «Click» que tan necesario es para dar un paso hacia adelante. Un Click que es producto de un cambio interno. Un Click que es sinónimo de madurez, de avance, desarrollo y crecimiento personal. Logró así Romper con esa relación deseo-miedo que tantas veces nos paraliza (a todos) y decidió armarse de valor y hacer lo que era necesario para poder continuar con el juego.

Al agua mi pato

No sé la cantidad de veces que se tiró del tobogán. Sus amigos se fueron y el continúo allí, no quería volver a casa. Esa noche me dijo: mami, que tonto fui. No sabia lo que me perdía. La próxima vez quiero ir al «carrusel» de agua (donde a través de la corriente, uno se puede dejar llevar). El inconveniente: allí no hace pie. Como tantas otras veces, le expliqué que el saber nadar es muy importante, que en una situación extrema puede salvarte la vida. Y que yo estoy dispuesta a dejarlo ir allí solo, pero que primero debería saber nadar.

Al día siguiente le comenté del curso que iban a dar en el club durante el verano. No me dijo nada. Por la noche recibí el mensaje de su «Tagesmutter» (señora que lo cuida los miércoles), diciéndome que Matteo le había comentado que en las vacaciones haría un curso de natación. Todos los días por una semana.

Unos minutos antes de comenzar con sus clases

Otra vez, Matteo me marca sus tiempos. He aprendido a aceptarlos. En sus primeros años de vida me costaba más, solía intentar por todos los medios que haga lo que yo consideraba importante para él. Gracias a su sabiduría me ha demostrado que él va a su ritmo, que logra lo que se propone, que cuando quiere algo, va por ello. Y yo he aprendido a confiar en él pero por sobre todo, a respetarlo. A escuchar sus silencios y leer su mirada, sus acciones. Y verlo tomar sus propias decisiones y luchar por los resultados que él se propone, es admirable. Me llena el alma.

Es de suma importancia, dejarlo ser. Ser quien quiera ser. Dandole libertades para que pueda decidir, sea él quien marque sus pasos, deje sus huellas. Que aprenda a equivocarse y aprenda a no frustrarse, que lo vea como una manera de volver a probar, a intentar, a buscar otras alternativas, otras opciones.

Aprendiendo a ahorrar

Hoy publiqué un par de videos en mi cuenta de Instagram sobre la importancia del ahorro en los niños, del valor del dinero y la toma de consciencia sobre su uso. La verdad es que muchas me preguntan cómo lo hicimos, así que me explayaré un poquito más al respecto en este mini-post.

Hace un tiempo aún que el tema dinero es muy importante en casa. El aprender el precio de los productos del supermercado, de los juguetes que nos gustan, etc está presente en nuestras charlas a diario. Pero como enseñarles a diferenciar entre caro y barato, entre mucho y poco dinero. Entre para que ahorrar y en que gastar. Para nosotros, los adultos, tarea diaria, la de comparar precios, que comprar, cuando ahorrar o en qué invertir. Pero transmitirles a los niños el valor del dinero, algo tan subjetivo y tan abstracto para ellos, me llevó charlas con otras madres, a leer varios libros y artículos al respecto.

Por eso cuando llegó a mis manos el video de una mamá española explicando la posibilidad de enseñarles a ahorrar para tres objetivos diferentes, me pareció super adecuado para nuestra situación.

Nos pusimos manos a la obra, buscamos frascos viejos de mermelada, los pintamos con spray, le pegamos una cinta de papel en la cual escribimos el objetivo y voilá, a ahorrar!

Les cuento, se precisan tres alcancías (que pueden hacer, como en nuestro caso, con frascos viejos, o las pueden conseguir, comprar, etc).

  • Alcancía 1: Es para su uso diario, semanal o cómo quiera disponerlo. Es el equivalente al dinero que tenemos en la billetera y pueden administrarlo o gastarlo a su parecer. Si se tiene el dinero suficiente, se puede usar. Por ejemplo, para comprarse una revista, figuritas o lo que se le ocurra. También lo puede ahorrar y comprarse algo de más valor. Es decisión de cada niño.
  • Alcancía 2: Esta alcancía es la del ahorro a largo plazo. Se establece un objetivo de ahorro y para tenerlo presente, se puede escribir en la misma alcancía, sea en la tapa o como en nuestro caso, en una cinta de papel pegada sobre el frente del frasco. Puede tratarse de algo grande, que cueste cierto dinero y que el niño desee. En el caso de Matteo, eligió ahorrar para comprarse un Lego de hace un par de años y que cuesta un dineral. Esta alcancía no puede abrirse hasta obtener el dinero para el objetivo.
  • Alcancía 3: Esta es la que más me gusta y lo que me llamó más la atención del video. Para esta alcancía el niño puede elegir a quién o que entidad quiere donar el dinero que se ahorrará en ella. En nuestro caso, eligió donársela a los científicos e investigadores que están intentando descubrir nuevos remedios y vacunas para las enfermedades que tienen algunos niños.

En resumen, la idea es que de la mensualidad o paga semanal (esta es la opción nuestra), vaya un determinado porcentaje a la alcancía 1, otro a la 2 y otro monto a la 3. No hemos determinado aún cuál será el porcentaje pero lo haremos en breve.

TIP: Cuando estén en un negocio y tu hijo/a te pida que le compres algo y que luego te dará el dinero al llegar a casa, decile que no. Es importante no enseñarles desde tan pequeños el sentido del crédito. Es mejor explicarles que pueden comprarlo cuando tengan el dinero para tal fin. Que si en ese momento no lo tiene, deberá esperar a contar con ello. Lo sé, todos ya lo hicimos así, pero nunca es tarde para re-educarlos! Son muy pequeños y son súper flexibles.

Reciclando muebles

Siempre me gustó decorar y re decorar, cambiar y montar y desmontar muebles. Me gusta ir cambiando el aspecto del lugar donde vivo. Me gusta otorgarle una nueva mirada, una nueva personalidad. Mis muebles sufren mi variedad en los gustos, las tendencias, mis búsquedas en Pinterest y por supuesto, padecen también mis cambios hormonales. Creo que mi familia también, pero de eso no vamos a hablar ahora.

Shabby Chic

Hace un par de años hice un curso de Shabby Chic, donde aprendí a darle ese toque romántico a los muebles viejos. Mi primer reciclado fue un baúl viejo que compré en un Brocki (una casa de compra venta de segunda mano que tiene sucursales en toda Suiza). Cuando me presenté al curso recuerdo a la perfección la cara de la profesora. No hacía falta que dijiese nada, su mirada lo decía todo. No me molestó, yo estaba convencida que era exactamente ese mueble el que quería pintar. El curso duró todo el día, desde las nueve de la mañana de un sábado hasta las seis de la tarde. Eramos cuatro personas, algunas trabajando en muebles pequeños, mi amiga en una cómoda enorme y yo tan feliz con mi baúl. Fue mi primer reciclado, mi primer Shabby Chic y la verdad que el resultado superó mi expectativa (pero por sobre todo la de la profesora que no paraba de decirme de lo sorprendida que estaba). Desde ese día ocupa un lugar muy importante en la entrada de casa, es donde guardamos todos los zapatos (y son muchos, teniendo una hermana que los hace). Son ya varias las visitas que me preguntan donde lo compré (y pocos se creen que lo hice yo)

Ikea Hacks

Y ni les cuento desde que descubrí todas las posibilidades de «hackear» los muebles de Ikea. En la mayoría de los casos, quedan irreconocibles. Uno de los grandes hackeados de Ikea son sus cocinas Duktig. https://www.ikea.com/ch/de/catalog/products/60319972/?_ga=2.90216154.1319271447.1559812647-630675617.1558358453 Como nos habíamos propuesto reciclarle una de estas cocinas a Malena y el día anterior a enterarme que estaba embarazada de ella había vendido la cocina de Matteo, nos tocó comprarla de nuevo.

Como nombré anteriormente, Pinterest (www.pinterest.com) es mi fuente de inspiración (y la de tantas personas más). Admiro la creatividad (sin límites) y las manos talentosas. No pertenezco a ninguno de estos grupos. Siempre fuí bastante mala con las manualidades (en parte por mi poca paciencia). Pero tengo un marido que cuenta con ambas cualidades. Somos un buen equipo. Yo busco las ideas, consigo los materiales y pinto. Del resto se ocupa él. Desde hace una semana que estamos trabajando en nuestros ratos libres en este proyecto (que lo precederá hacer nuestras propias baldosas para nuestra terraza con motivos, idea que por supuesto no es mía). Aún queda por terminar pero les comparto como va quedando.

Las terminaciones doradas las hicimos con un Spray. No lo recomiendo, se salta.

La pintura que siempre usamos para pintar los muebles de los chicos es de Oecoplan (www.bauundhobby.ch). Otro ejemplo:

Esta estantería era un viejo aparador de cocina, hoy una mini biblioteca.

¿Son de reciclar muebles? ¿Les gusta?

Como organizarnos sin desesperar

Nos pasa a todos. A todos los padres que trabajan. Alguien enferma y debemos, muchas veces en cuestión de minutos, organizar el cuidado de los niños (y en caso de haber mascotas, también). Y hacer esto, sin desesperar, es, a veces, un gran reto.

Hoy ha pasado de nuevo

Lo que nos pasa al menos dos o tres veces por año, pero qué digo, dos o tres veces por estación. Alguien enferma, hay que ir a trabajar (y como suele suceder, mi marido y yo ya tenemos reuniones super importantes, de esos que creemos que no podemos estar ausentes bajo ningún punto de vista) y dentro mío me sucede siempre lo mismo: me convierto en un manojo de nervios (aunque intento recordar a mi profesora de yoga diciendo que hay que mantener la calma) mi cerebro se pone en modo alerta total, se prenden las primeras alarmas de que hay que hacer algo urgente, recibo el kick de adrenalina pura necesario y comienzo a organizar y acomodar (como si del Tetris se tratara) de manera express el día y el cuidado de los niños. Esto, suele suceder seguido, ya nos estamos acostumbrando.

Hoy es un poco diferente…

Pero lo que ha pasado hoy corresponde a mucha mala suerte. La Tagesmutter (que significa madre de día, para las que no viven en un país germano parlante y que ya les contaré quién es en otra entrada) y la niñera (que no es lo mismo) cayeron enfermas el mismo día y me avisaron con media hora de diferencia entre ellas.

¿Pero cómo organizarnos hacerlo sin desesperar?

Hago un repaso mental de quienes tienen el viernes libre con disponibilidad horaria, y claro, que se animen a quedarse toda la tarde con un nene de seis años (lo de su hermana de uno está solucionado, va a la guardería todo el día).  Elimino de un plumazo al menos 3 candidatos. Y por supuesto ni se me ocurre pensar en mis padres y hermanas, que viven a 13.000 kilómetros.  A ellos los dejo para el consuelo telefónico.

Manos a la obra

Llamo a mi amiga, pero mañana cuida de otro niño. Pienso en los abuelos, pero acaban de mandarme un WhatsApp contándome de lo bien que la están pasando en Nairobi con 28 grados (mientras que nosotros aquí bajo un cielo gris, que no para de llover hace una semana) por lo tanto, también descartados. Mi vecina trabaja.

Cuando no hay otra opción…

Sin más remedio llamo a mi marido, quien mañana tiene una reunión impostergable (y debo admitir que las ultimas tres veces se quedó él en casas). Y  como quien no quiere la cosa, me veo mandándole un mensaje a mi jefe y preguntándole si es posible que mañana haga Home Office. Y mientras lo escribo ya estoy repasando mentalmente las pelis y actividades de entretenimiento tendré listas para que mañana Matteo (y yo) pasemos bien la tarde. Después de seguir las instrucciones de mi jefe sobre los programas que debo instalar en mi computadora, estoy lista para comenzar mi primer dia de Home Office en esta nueva empresa.

Un detalle no pequeño

Olvidé comentarles que justo dos días antes tuve una reunión con mi jefe para cerrar el periodo de prueba (si, llevo tres meses trabajando en esta empresa). Es decir, no voy a ir a trabajar en primer día de trabajadora oficial fija indefinida.

Pero es cuando recuerdo

Que no soy la única, esto les pasa a todos los padres que trabajan. Que es parte de ser padres trabajadores, que se trata de conciliar, de intentarlo. Que estamos todos en la misma barca, remándola.  Sí, a veces sirve pensar así.